4. Definición operativa del diagnóstico social
4. Definición operativa
de diagnóstico social
A partir de todo lo expuesto hasta el momento, y
considerando los elementos metodológicos y prácticos que comprende la
elaboración de un diagn6stico, nos atrevemos a proponer una definición
operativa del concepto de diagnóstico social, a partir de las que consideramos
sus características o componentes más relevantes y que lo diferencian de otro
tipo de sistematizaciones de información y datos.
El diagnóstico social es un proceso de elaboración y
sistematización de información que implica conocer y comprender los problemas y
necesidades dentro de un contexto determinado, sus causas y evolución a lo
largo del tiempo, así como los factores condicionantes y de riesgo y sus
tendencias previsibles; permitiendo una discriminación de los mismos según su
importancia, de cara al establecimiento de prioridades y estrategias de
intervención, de manera que pueda determinarse de antemano su grado de
viabilidad y factibilidad, considerando tanto los medios disponibles como las
fuerzas y actores sociales involucrados en las mismas.
Por último, no queremos terminar estas reflexiones en tomo
a los aspectos teóricos y conceptuales del diagnóstico social sin antes
advertir acerca de algunas falsas creencias o apreciaciones en las que, con más
frecuencia de lo deseable, puede caer con facilidad un diagnosticador poco avezado.
Una de ellas es creer que en el diagnóstico hay que
utilizar toda la información disponible. "Ésta es una visión enciclopédica
e indiscriminada que solo conduce a elaborar gruesos volúmenes, en cuyos
índices destacan las referencias al clima o a la historia y en los cuáles los
escasos datos de significación quedan enmascarados:' Otras veces,
lamentablemente, "la experiencia práctica demuestra que, en la mayoría de
los casos, los diagnósticos sociales incluyen información bibliográfica,
indicadores del nivel y calidad de vida, inventarios de equipamientos. etc.;
pero no captan el significado e importancia de los problemas con que se
enfrenta la población. De ahí, que sus resultados no puedan convertirse en un
insumo útil para la formulación de programas y proyectos( ... ). Incluso,
algunas veces, el análisis se dispersa en el examen de sucesos históricos que bien
podrían ser obviados". Nada más lejos del pragmatismo que debe tener todo
diagnóstico: hay que utilizar sólo aquella información que se considere
relevante y significativa, y que efectivamente-esté relacionada con los hechos
y problemas que interese conocer y comprender para poder intervenir con
eficacia.
Si un diagnóstico es demasiado general y demasiado
detallado, está condenado a confundir, en lugar de aclarar. Al igual que un
diagnóstico en el que se dé poca importancia a los factores relevantes, aun
cuando se describa claramente el problema principal. Como aconseja M. Richmond,
un buen diagnóstico debe incluir todos los factores significativos que estén presentes
en la realidad y que se interpongan, dificulten u obstruyan las posibilidades de
desarrollo personal o social, y especialmente significativos son aquellos que
permiten intuir, imaginar y vislumbrar el camino que se ha de recorrer, la
estrategia que se ha de desarrollar o el tratamiento que se ha de seguir.
Pero tampoco debemos caer en el extremo opuesto: un
diagnóstico tan escueto y esquemático que además de poco preciso se limite a
describir y clasificar problemas. Las descripciones y clasificaciones son
útiles, pero no agotan el diagnóstico. Más aún, un diagnóstico que sólo se
quede en eso no servirá prácticamente para nada. Pues lo importante no es sólo
identificar y conocer los problemas: el verdadero sentido del diagnóstico es
comprender a fondo dichos problemas para poder actuar con eficacia sobre los
mismos. Y para tener esta "comprensión profunda" es imprescindible
determinar los factores más relevantes (positivos y negativos) que afectan en
cada situación concreta, identificar los medios y posibilidades de
intervención, y establecer prioridades y estrategias que sirvan para programar
las acciones futuras con un mínimo de garantías de éxito.
En definitiva. un buen diagnóstico -para ser verdaderamente
debe ser:
• completo: incluyendo toda la información verdaderamente relevante y
significativa;
• Claro: excluyendo detalles innecesarios y evitando barroquismos y
excesos de información, empleando un lenguaje objetivo y sencillo que sea
fácilmente comprensible, utilizando cuadros y esquemas cuando sea conveniente,
etc.;
• preciso: es decir, que establezca y distinga cada una de las
dimensiones y factores del problema, discrimine y brinde información útil para
orientar la acción, de manera concreta y específica, incluyendo todos los
aspectos necesarios y suficientes; y
• Oportuno: esto es, realizarse o actualizarse- en un momento en que
pueda ser utilizado para tomar decisiones que afecten a la actuación presente y
futura, pues de lo contrario los datos podrían perder actualidad.
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